Según el lingüista Roman Jakobson (1959), el primer teórico en tratar seriamente del fenómeno, traducción intersemiótica puede ser definida como transmutación de signos, de un sistema semiótico para otro sistema, de diferente naturaleza.
Para él, la ciencia del lenguaje es incapaz de interpretar un espécimen lingüístico sin traducir antes sus signos verbales —entendidos como unidades lingüísticas que pueden ser percibidas por el ser humano mediante los sentidos, y que permite representar completamente un evento comunicativo en sus propios términos— a otros del mismo sistema, o a los de un sistema diferente. En otras palabras, no es posible estudiar una lengua sin enfrentarse a sus posibles traducciones.
Atendiendo a las palabras de Jakobson, podemos deducir que sin la traducción en sentido amplio, es imposible, por ejemplo, que una persona entienda el significado de un objeto ajeno a su propia cultura, a menos que lo traduzcamos a otros signos lingüísticos que pueda comprender. Véase → traducción intralingüística, → traducción interlingüística, → traducción intersemiótica.