Traducción & Translenguaje como Pedagogías Lingüísticas

La educación bilingüe ofrece a los alumnos la posibilidad de ser bilingües y bialfabetizados. Los alumnos de la mayoría lingüística aprenden una lengua distinta de la dominante que hablan en casa. Los de minorías lingüísticas, como los inmigrantes, los refugiados y los pueblos indígenas, que hablan una lengua no dominante en casa, aprenden la lengua utilizada en la escuela de forma que apoye su lengua materna. Para lograr estos objetivos, la educación bilingüe integra el aprendizaje de contenidos y de lenguas, y utiliza ambas como medios de instrucción y evaluación (García y Homonoff Woodley 2015:132). Este enfoque pedagógico se conoce como translanguaging (Williams 2012; Lewis et al. 2013; Garcìa y Li Wei 2014), término que hace referencia al uso de todo el repertorio lingüístico de los bilingües para «hacer significado, comunicándose con éxito a través de ‘lenguas’ y ‘modos’ combinando todos los signos multimodales a su disposición», sin privilegiar uno sobre otro (García y Li Wei 2015:231). Esta pedagogía capacita a los alumnos para utilizar todos los recursos semióticos a su alcance -incluidos los signos verbales, los gestos, los señalamientos, las imitaciones físicas, los ruidos, los dibujos y las palabras onomatopéyicas- para mediar en actividades cognitivas complejas, afirmar múltiples identidades y perfeccionar la agencia (ibíd.:231, 237). En los programas de educación bilingüe, la traducción se utiliza como una de las diversas actividades iniciadas por el profesor que fomentan el aprendizaje y desarrollan las capacidades de translenguaje (García y Li Wei 2014:119-125). La traducción, junto con la lectura, la escritura, la comparación y la escucha de textos multilingües, cumple una amplia gama de objetivos. Entre ellos se incluyen la diferenciación entre los niveles de los estudiantes y la adaptación de la enseñanza a los distintos tipos de estudiantes en las aulas multilingües, por ejemplo, los que son bilingües, los que son monolingües y los que son bilingües emergentes; el desarrollo y la ampliación de nuevos conocimientos, el pensamiento y la conciencia críticos, así como el controversia de la desigualdad lingüística y la alteración de las jerarquías lingüísticas y las estructuras sociales.

Una pedagogía del translenguaje puede consistir, por ejemplo, en que el profesor introduzca palabras nuevas y sus definiciones y, a continuación, los alumnos traduzcan las definiciones a sus lenguas maternas. El profesor permitiría que un alumno al que le resulte difícil decir algo en la L2 durante una presentación pida a un compañero que se lo traduzca; el alumno repite entonces el enunciado traducido (García y Li Wei 2014:124). El proyecto Translation Nation, que se llevó a cabo en el Reino Unido de 2010 a 2014 en centros de enseñanza primaria de barrios marginales con una alta proporción de niños bilingües, ofrece un buen ejemplo de cómo la traducción literaria puede fomentar la escritura creativa y las competencias lingüísticas, y sensibilizar sobre otras culturas. Durante un taller de tres días, los niños trajeron historias de sus culturas de origen y las contaron en sus lenguas maternas. Los explicaron a los demás niños en inglés, y luego trabajaron en pequeños grupos con angloparlantes fluidos para producir traducciones creativas al inglés y presentarlas a un público de alumnos y padres (Translation Nation 2015).

Más allá de la lingüística educativa, los estudiosos de la traducción han investigado la forma y la función de la traducción pedagógica en la educación primaria, secundaria y superior, y han elaborado metodologías de enseñanza de idiomas enmarcadas en una perspectiva plurilingüe y pluricultural. La investigación de Pym et al. (2013b) se centra en el uso de actividades de traducción en cursos cuyo objetivo principal es la adquisición de una segunda lengua. Basándose en las respuestas de profesores, formadores de profesores e investigadores de siete países europeos, así como de China, Australia y Estados Unidos, el estudio revela que la traducción tiende a ser utilizada por profesores y alumnos de primaria como una forma de translenguaje. Los profesores la utilizan para ayudar a los alumnos a comprender la L2, y los alumnos la utilizan espontáneamente traduciendo mentalmente como forma de aprender una nueva lengua con la ayuda de su lengua materna. En la enseñanza secundaria y superior, la traducción se utiliza con más frecuencia y como tarea comunicativa compleja. Las pedagogías que se han propuesto, sobre todo para los programas de grado de lenguas modernas, abogan por el uso de la traducción escrita (Hubert 2016), así como por tareas de interpretación (T. Lee 2014) y subtitulación (Incalcaterra McLoughlin y Lertola 2014; Talaván y Rodríguez-Arancón 2014). La traducción se considera un medio para mejorar el aprendizaje de lenguas y una destreza en sí misma sobre la base del solapamiento entre los componentes comunicativos, textuales, culturales e interculturales de la competencia traductora profesional y las habilidades translingüísticas y transculturales que se espera que adquieran los graduados en idiomas (Carreres 2014).

El uso de la traducción también se defiende como una estrategia de aprendizaje cognitiva, metacognitiva y socioafectiva (González Davies 2014). Además, cuando se combina con actividades de translenguaje -como el análisis de la metáfora o el sistema modal en textos paralelos en inglés y griego-, la traducción contribuye a aumentar la conciencia de los estudiantes de idiomas sobre la variación transcultural entre la L1 y la L2, mejorando así su pensamiento crítico y su sensibilidad intercultural (Sidiropoulou y Tsapaki 2014; Sidiropoulou 2015). Por último, basándose en los principios convergentes que sustentan la competencia simbólica (Kramsch 2009) y la traducción cultural holística (Tymoczko 2007), la traducción pedagógica holística se valora por su capacidad para desarrollar habilidades translingüísticas y transculturales que permiten a los individuos multilingües reflexionar críticamente sobre el mundo y sobre sí mismos a través de los ojos de otra lengua y cultura (Laviosa 2014).

Los estudios de traducción aplicada se abren cada vez más a disciplinas vecinas como el SLA, el TESOL y la educación bilingüe, y hacen suyos los principios del cambio de paradigma hacia el multilingüismo en la lingüística educativa. Esta orientación, que apoya la traducción y el translenguaje como pedagogías del lenguaje, se refleja en el volumen que acompaña al Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas. Este documento programático subraya la importancia de la mediación como actividad lingüística comunicativa que fomenta -junto con la recepción, la producción y la interacción- la competencia plurilingüe y pluricultural. Las actividades de mediación interlingüística, en particular, consisten en diferentes tipos de translenguaje -transmitir información específica, procesar textos, explicar datos a través de lenguas y culturas de forma oral y escrita-, así como traducir un texto escrito de forma oral y escrita en otra lengua (Consejo de Europa 2018). Del mismo modo, el plan de estudios australiano para las lenguas ha adoptado una orientación intercultural e incluye la traducción y la interpretación como formas de mediación intercultural que implican el análisis y la comprensión de la lengua y la cultura como recursos para interpretar y dar forma al significado en el intercambio intercultural (ACARA 2014a, 2014b, en Scarino 2016:480-482).

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